sábado, 26 de septiembre de 2009

Tigre y La República de Boca


















































































































































































































Llegás a Tigre en 45 minutos en tren desde Buenos Aires. Su principal atractivo es el río que da nombre a la ciudad. Encuentras ofertas para paseos en catamaranes por canales y el delta; Pero como el paseo es una hora, decidimos aprovechar el lunes feriado en conmemoración a la muerte de José de San Martín (aquí los hijos no trabajan el día de la muerte del padre de su patria) porque El 17 de agosto hay más argentinos que turistas por las calles de Tigre y por la rivera del río, gente preparada con sus pic – nic bajo una sombra para un día espléndido de post lluvia con sol de 25º. Fotos de rigor y el almuerzo porque igual oscurece temprano y no deja de ser invierno y nuestro fin era el barrio de la boca, caminito:

La república de Boca; su religión Maradona, la bombonera de fondo, la cuadra con sus casas de colores, las terrazas de restaurantes con show callejero de milongas y tangos. Todo lo que uno piensa cuando le dicen Argentina.

La Gran Caminata























































































































































Después de un paseo por Puerto Madero nos dirigimos a la plaza de mayo y la casa rosada, donde coincidimos con una visita guiada que recorría sus salones e historias. Afuera, en la plaza aún hay ex combatientes de Malvinas reclamando sus derechos. De ahí al barrio de San Telmo, donde este año inaugurarán un monumento a su vecina más ilustre, la pequeña Mafalda; quien según la historia vivía en la Calle Chile 371; esquina calle Defensa (o sea, en plenos años de dictaduras latinoamericanas Mafalda vivía en Chile con Defensa); ahí creció esa niña combativa, arriesgando censuras, estuvo en primera línea de lucha, llamando la atención de la situación política, contando la contingencia con mezcla de ironía e inocencia. Aquí, en este barrio que los domingos es obligado para turistas, ya que se convierte en un desfile de artesanos, pintorescos danzarines, músicos y actores callejeros, personajes variopintos; entre tiendas de antigüedades que perviven ante la proliferación de tiendas de diseño. En la plaza, anticuarios bajo toldos, rodeados de ofertas gastronómicas… para todos los gustos.


Pasá el mate...













Todos beben mate: en familia, entre amigos, las parejas de novios, los compañeros de trabajo; en todos los contextos públicos – rutinarios – ordinarios, vemos pasar mates de mano en mano, es el verbo matear.

Por la Recoleta























































Después de las primeras pastas caminamos desde el centro a la recoleta; atractivo turístico fúnebre, el cementerio: mausoleos con apellidos de mármol patriota, donde duermen largas siestas gatos parte del paisaje construido para vidas eternas y apellidos tallados en las tumbas, que nos suenan a avenidas o nombres de estaciones de metro. Viva la vida de afuera, del paseo de recoleta, sus puestos de artesanías, la gran feria de diseño, el gran centro cultural y los prados donde la gente se echa a conversar, escuchar música, cantar, besarse.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Primeros aires
























































































Puede que cada ciudad del mundo tenga calles emblemáticas, que se convierten en verdaderas radiografías de la urbe. Ya sea por sus nombres de próceres, hechos históricos o por su propia gente que las pasea proyectando una (especie de) identidad.

Andar por corrientes, por ejemplo, es chocar con trabajólicos, intrusos, distraídos… Es enfrentar la argentinidad diaria / ordinaria.

Echar a andar sin tiempo y meter los ojos, por ejemplo, en la vitrinas de una de las tantas librerías; entrar a esas verdaderas cuevas de libros Andar por corrientes; o por Mayo o por la 9 de julio, es electrificante, es recordar canciones, oler café, imaginarse en (una especie de) Europa.